jueves, 24 de octubre de 2013

13 supersticiones y sus orígenes


Gatos negros (© Dean Lipoff / Rex Features)En las culturas occidentales, los gatos negros son vistos como augurio de mala suerte. Se los asocian a brujas y en muchas culturas se cree que si un gato negro se cruza en tu camino es señal de desastre o hasta de muerte. Los apostadores temen especialmente la maldición del gato negro; muchos al cruzarse con uno de ellos camino al casino abandonan su plan.

Los actores suelen ser supersticiosos y en ningún otra obra de teatro esto se hace más palpable que en Macbeth de Shakespeare (ver arriba a Ian McKellen y Judi Dench en una producción de la obra de 1976). La creencia sostiene que decir 'Macbeth' en una sala de teatro -- afuera o en la misma representación de la obra -- traerá infortunios a la producción, por lo que los actores se refieren a ella simplemente como 'The Scottish Play' o 'La obra escocesa'. Se dice que diversas producciones de Macbeth atrajeron el desastre desde la primera representación: la leyenda cuenta de un actor principal asesinado con una daga real, utilizada en lugar de una de utilería.

La otra superstición bien conocida en el medio actoral es que desear a alguien 'buena suerte' antes de subir al escenario le ocasionará el destino opuesto, de modo que los actores se desean entre sí 'romperse una pierna', en el supuesto que desear mala suerte puede provocar lo contrario. El origen exacto de esta superstición no es claro pero se piensa que nació en los años '20 del siglo XX.

Colocar esculturas con formas de figuras o máscaras en el exterior de un edificio podría parecer sin sentido, pero la frecuencia con la que aparecen, desde los 'Hunky Punks' y las algo obscenas 'Sheela na Gig' de Irlanda y el Reino Unido hasta las reales gárgolas de la Catedral de Notre Dame en Paris como la que se muestra arriba, prueban lo contrario. Técnicamente, son formas de magia apotropaica, una forma de aventar al demonio. Las verdaderas gárgolas sirven a otro propósito, mucho más práctico: sus bocas son el extremo de un ducto que canaliza el agua de lluvia de los techos de las iglesias.

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